Resulta evidente que no partimos de una visión médico biológica de la salud, nuestra práctica está atravesada por otras disciplinas, particularmente una visión compleja de la psicología de la salud a la que se añaden prácticas de la Antropología, en la medida en que se rescatan antiguas prácticas de salud y la Filosofía, como crítica permanente a las ideas que subyacen bajo el término salud.
Esto no significa un rechazo a la aproximación científica, al contrario, es la visión científica, en su compleja diversificación (biología, neurociencia, bioquímica, etc.) la punta de nuestra pirámide de intervención, pero no la única. Desde esa primacía científica entendemos por ejemplo la nutrición, el ejercicio, el descanso, etc., sumando a los aspectos físicos los psicológicos y los más abstractos (teorías, racionalidades, etc.). Es a través de esas diferentes materialidades desde donde intentamos operativamente resolver la salud.
